Arte plumario de Michoacán

Por lo que respecta a la plumaria en Morelia y Michoacán, sobresalieron desde el siglo XVI los plumajeros de los talleres en Pátzcuaro y Tiripetío. En el último poblado mencionado “los frailes agustinos se preocuparon por conservar y perfeccionar las artesanías propias de los purépechas, entre ellas la plumaria”.

El dominio de la Técnica de lo que hoy llamamos arte plumario sedujo en tiempos de la conquista a los recién llegados de Europa. Oficio que, para los indígenas Mesoamericanos, estaba envuelto en una tradición profunda, cargada de simbolismos y mitos…


Hace cinco siglos las bellas y coloridas aves de las selvas de Mesoamérica eran tenidas en gran estima por los indígenas: toltecas, nahuas, tlaxcaltecas, mayas y purépechas, por ser las plumas, símbolo de lo divino, de poder, riqueza y fertilidad. La tradición afirma, que fueron los toltecas los descubridores del arte
plumaria, con la que hacían cosas maravillosas, preciosas, dignas de aprecio, ponían en ellas “El corazón endiosado” rezan los cantares mexicanos.


Las plumas de las aves eran estimadas como sagradas quien las portaba se asociaba a las divinidades gozando de su protección, eran consideradas como la “Sombra de los Dioses”.

Con las plumas grandes confeccionaban objetos y atavíos santuarios preciosos, como: penachos, abanicos ventalles, chimallis, banderas, capas, huipiles y mantas de gran belleza.


Entre los nahuas o mexicas a las deidades más importantes se les identificaba con las aves más hermosas. Por ejemplo, a Quetzalcoatl se le representaba como una serpiente recubierta de plumas de quetzal; a Huitzilopochtli se le relacionaba directamente con el pequeño pájaro huitzilihuitl (el colibrí), se
dice que la diosa Coatlicue fue fecundada mediante un sortilegio de por una “pelotilla” de plumas como ovillo de hilo hilado.


La plumería fue uno de los oficios antiguos más relevantes, logrando su máximo desarrollo entre los nahuas durante el reinado de Moctezuma. Había artesanos en Tlatelolco y Tenochtitlan, pero por decisión del monarca ambos grupos se unieron en el barrio de Amantla. A estos artesanos se les llamaba Tecpan
Amantecas (plumarios de la casa real), otro grupo eran los Calpinzin amantecas encargados de hacer los trajes para las danzas rituales. Finalmente estaban los artesanos domésticos llamados Callimanteca quienes fabricaban y vendían en el tianguis escudos, justillos de pluma o lo que quisieran hacer.


Descripción del proceso creativo


El arte plumario se divide en tres áreas; Mosaicos, Adornos y Textiles.


Mosaicos


El famoso escrito de “La Americana Thebaida” de Fray Matías de Escobar señala a los purépechas como los posibles creadores de esta artesanía singular.
A grandes rasgos describe la técnica del mosaico plumario; “Sobre la corteza del maguey se aplica tasingui mucílago que equivale al engrudo, está hecho con los bulbos de orquídeas michoacanas, así como de una resina de la planta llamada vara blanca o charabasca, y lo pegan a la tela de algodón muy delgada, en vez de colores colocan pequeñas partículas de plumas, según el color que necesitan, utilizando plumas de tzintzun (colibrí) cuyo cuerpo es una paleta de vivos colores..” las hay azules, morados, rojas, verdes y dorados. Y con ellas forman el diseño deseado.”


Durante el siglo XVI los cuadros de mosaicos en pluma representaban: cristos, vírgenes, obispos santos, interpretados en medio de escenografías celestiales realizadas en su totalidad con plumas, incluso los rostros complementaban la ornamentación con láminas de oro y marcos simulados con figuras de frutos y flores.


Adornos

La mayoría de las obras son cuadros elaborados, total o parcialmente con pluma natural, teñida y en diferentes soportes como cartones, maderas y papeles gruesos; también se considera como parte de la plumaria el arte-objeto con cajas, cruces de ornato, barro, joyería, máscaras e inclusive cascarones de huevo de avestruz que se revisten con plumas. El proceso inicia con la obtención de la materia prima a través de la “pelecha” o muda de plumas o bien, del despojo de plumaje en los cuerpos de los pájaros fallecidos por causas naturales. La materia prima se lava, se desinfecta y se separa.

El siguiente paso es elegir un diseño y dibujarlo sobre la superficie en la cual se trabajará, untar sobre él un pegamento (cera de Campeche) y, con ayuda de unas pinzas finas, colocar pluma por pluma, previamente recortada con tijeras, por lo que se debe cuidar el uso de los colores, tamaños y formas de la pluma, que resultan de suma importancia para matizar y dar cuerpo a la obra, puesto que cada plumajero imprime su sello personal, de acuerdo con su experiencia y habilidades aprendidas con la práctica, mismas que se ajustan a las características de la pieza, cuyo tiempo de elaboración es variado (días, semanas, meses), al tratarse de una labor ardua que requiere de paciencia, creatividad, concentración y amor a un arte surgido en tiempos prehispánicos.


Textiles

El religioso agustino Torquemada detalla el uso de los trabajos textiles en pluma: “En la provincia de Mechoacán solían hacer y hacen muchas cosas de pluma como aves, animales hombres, capas o mantas para cubrirse y vestiduras para los sacerdotes del templo, en las que utilizaban el pelo de conejo o liebre,
algodón plumas de pato, papagayo, de águila de garza blanca y otras verdes de colores, ya que la ropa y los adornos revestían un papel importante, así como las ofrendas de sus deidades”

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