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Gastronomía tradicional michoacana

Hablar de la gastronomía michoacana es remitirnos a un pasado remoto del que son herederos los actuales pueblos indígenas nahua, mazahua, otomí y purépecha, que actualmente mantienen vigente un amplio legado cultural del que la comida es uno de sus indispensables componentes. Quien ha recorrido el territorio purépecha, sabrá que no hay comunidad por pequeña que sea, que no tenga su sazón y sus especialidades gastronómicas, solo enumerarlas nos llevaría muchas páginas y seguramente no las abarcaríamos por completo.

Quién no ha ido a la maiapeta de Tarecuato, en la víspera del domingo de ramos aprobar algunas de las más de 15 variedades de atoles. Quién no ha probado las toqueras de Charápan; los nacatamales de Cherán, la xantukata de Caltzóntzin o San Juan Nuevo, el pato okuirís de Urandén, el guiso de güilota de Tacuro; los charales yakumaras de Ichupio, Tarerio y Ukasanastakua; el pescado en chile rojo de Santa Fe de la Laguna, los pescaditos cocidos como tamal de Janitzio.

Quién no probado la diferencia de sabor del atole de grano entre Capacuaro, Paracho y Cherán; los huchepos de maíz de color de Cuanajo, las chapatas de Tiríndaro, el atole de tamarindo de Ahuíran, los chicales ouachakata de Pichataro.

Cada lugar que uno visita en Michoacán ofrece un universo de tradición hecha comida.

Los sabores del pasado

Es sabida la amplia gama de ingredientes que América aporto al mundo y que siguen siendo base de la alimentación en el México de hoy. Si bien se ha dicho que los ingredientes base de los pueblos mesoamericanos en el pasado precolombino lo constituían el maíz, el chile, la calabaza y el frijol, también es cierto que esta es una afirmación que no refleja el amplio conocimiento de los pueblos respecto de la naturaleza y su aprovechamiento para la elaboración de alimentos.

Quien se adentra a la gastronomía michoacana, y en particular a la cocina indígena, podrá constatar el complejo cultural llamado milpa y del cual se obtiene mucho más que maíz, la milpa es un universo proveedor de quelites, calabazas, chiles, habas, frijol, flores, hojas, tallos, espigas, cañas, camotes, condimentos, hiervas de olor y demás materias primas según las diversas etapas del ciclo agrícola y que es fuente renovable de alimentos.

De igual manera el bosque, es un entorno biótico que visto a la distancia pareciera solo un nicho forestal, pero para los pueblos indígenas, el bosque es también un dador de alimento, del cerro se recolectan hongos, de las más diversas especies, tubérculos, especies de caza menor, panales de miel silvestre, así como una amplia variedad de larvas e insectos comestibles de apreciado valor simbólico y nutricional

De los míticos lagos de Zirahuén y Pátzcuaro, se extraían variedades de pescado, el achoque, pato silvestre y el famoso pescado blanco.

Hablar de comida es pues, dar un paseo por la historia, por la geografía, por la fiesta y por la tradición.

Pero es también, asumir el compromiso de respetar las expresiones de un pueblo, que con su generosidad, comparte su comida al mundo.

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