Félix Ayala era originario de La Piedad, Michoacán, quien desde muy pequeño emigró a la Ciudad de México en busca de una mejor vida. Ahí encontró su primera fuente de ingresos como barrendero. Su área de trabajo se encontraba en un mercado en los alrededores de la Plaza Garibaldi. Fue ahí donde pulió el talento que más tarde definiría su futuro como empresario.
Félix Ayala se percató de que no toda la verdura que los comerciantes tiraban era basura. Comenzó a escoger la menos maltratada para luego venderla. Por ello, aprendió muy rápido a escoger chiles y jitomates.
Con su sueldo y ganancias de sus ventas, el joven se compró su primera camioneta y se trasladó a Puebla en busca de mejores oportunidades. Al llegar a Grajales, donde se empleó por más de una década en la empresa de enlatados, dulces y conservas “La Cumbre”, la cual cerró sus puertas en 1968.
Con mucho esfuerzo y apostando todos sus ahorros, compró en abonos el predio donde por años trabajó, y el 27 de octubre de 1970 inició operaciones de manera oficial como Productos Alimenticios La Morena S.A.
Su fe y devoción a la Virgen de Guadalupe lo inspiraron a elegir el nombre de La Morena, en honor a la “patrona de los mexicanos”.
Incluso, en su página oficial y redes sociales, se llama Lupita la asistente digital que atiende las dudas de los consumidores o visitantes.
Hoy, exporta a países como EU, España, Dubai y Centroamérica. LA MORENA tiene dos plantas de producción de al menos 43 mil metros cuadrados –localizadas en Rafael Lara Grajales, Puebla y Huamantla, Tlaxcala–, 20 líneas de producción y una herencia de sazón y tradición que Don Félix dejó a sus hijos Guadalupe Ayala Romo y Félix Ayala Romo, hace un par de años.