Durante la colonia la población no se acercó al mar, pero en 1830, un párroco local de las costas de Michoacán capacitó a sus miembros de la parroquia (feligreses), en la obtención del carey y la extracción de perla por buceo, lo que probablemente dio origen al nombre de Bucerías.
Al principio del siglo XX, un barco pesquero japonés chocó con las rocas que están enfrente del parador, por eso construyeron un faro para alertar a los barcos mercantes que llevaban maderas preciosas y otros bienes al sur de Michoacán; quizá así se formó el nombre completo: El Faro de Bucerías.
Hoy se bucea en lo que quedó de aquel barco, en el que se alojan miles de organismos y es hogar de bellas concentraciones de peces de la misma especie que se desplazan juntos (cardúmenes).
Esta playa indígena náhuatl, brinda a la mirada del visitante un bello panorama del mar en azul turquesa, blancas arenas y diversas formaciones rocosas. La tranquilidad y transparencia de sus aguas hacen posible la práctica de esnórquel. Este destino de playa es idóneo para acampar, practicar la natación y el buceo.
La comida que se ofrece a los visitantes son los platillos tradicionales de la costa, basados en frescos mariscos y pescados.