En el lugar se puede gozar de diversas actividades: el campismo, el ciclismo, la caminata, el remo, la natación y observar paisajes, lo que puede ser aprovechado para tomar fotografías. En las instalaciones de los diversos balnearios hay manantiales (donde no se puede nadar, algunas de muy altas temperaturas), albercas, chapoteaderos, regaderas, vestidores, sanitarios, cenadores con asador, cabañas con cocineta, sitios gastronómicos de comida típica regional, áreas para fogatas, estacionamiento, etc.
Tlalpujahua, Pueblo Mágico.- Oro, plata, carbón mineral, pirita y otros minerales yacen en el subsuelo de esta región, y fueron durante años el sustento de sus pobladores. Aunque hoy las minas ya no se explotan, Tlalpujahua ocupa en la historia de México el primer lugar como el mayor productor de oro que haya tenido el país. Hoy sus minas en medio del bosque, son museos donde los pobladores de la región, orgullosos de su terruño, han sabido conservar la empresa y erigirla como un museo que en sus galeras, fundidoras y otros espacios, presenta instrumentos y equipo original, de tal manera que el visitante podría pensar que se encuentra de visita en una mina activa.
Y si esto fuera poco, quienes ofrecen recorridos gratuitos son ex trabajadores del lugar que generosamente comparten sus vivencias relativas de los días de trabajo en la mina.
En la actualidad Tlalpujahua cambió el trabajo minero por la producción de esferas navideñas, ocupando el primer lugar nacional en esa categoría. Para esto cuenta con dos fábricas y diversos talleres familiares de donde salen diseños tradicionales pero también innovaciones año tras año.
Tlalpujahua ofrece también atractivos arquitectónicos como el centro histórico de la comunidad y sus edificios religiosos; tradiciones como su Procesión del Silencio durante la Semana Santa y artesanías de alta calidad como alfarería, cantería, arte plumario (de origen prehispánico), herrería, entre otras.
Angangueo.- Dicen que los pueblos de Tlalpujahua y Angangueo están unidos por la misma veta de oro y plata. En ambos casos, las minas ya no se explotan, pero en ambos pueblos dejaron testimonio de su abundancia. En el caso de Angangueo, una familia mandó construir un templo dedicado a la Virgen de la Inmaculada Concepción y si bien es pequeño, su arquitectura se inspira en el arte gótico francés que conocieron en el templo de Nuestra Señora de París.
Hoy ese templo es uno de los atractivos del pueblo. Otro, no menos interesante, es la casa museo de los Parker. Un inmueble donde el tiempo se detuvo en los años 70’s y si el visitante pone atención a los detalles, no requerirá guía, pues la casa misma es capaz de contar una historia que habla de la mina, de sus propietarios llegados del extranjero, unidos a la comunidad, autoexiliados en Angangueo y profundamente enamorados.
Los Azufres.- En medio de bosques y en una región de alta montaña, se encuentra esta cadena de balnearios y lagunas termales que deben su nombre al alto contenido de azufre de sus aguas. El alojamiento es en cabañas o campamentos y la oferta de servicios en materia de alimentos es muy sencilla, basada principalmente en carne de res y trucha que se produce en la región.
Grutas Ziranda.- Hay quienes aseguran que la edad de estas grutas alcanza los cien millones de años. Se han encontrado testimonios de que sus galerías despertaron el interés de antiguos pobladores de la región y algunas de sus formaciones fueron refugio y hasta sitios de castigo a lo largo de la historia.
Si bien el recorrido por el interior es breve, también hay que destacar que es muy interesante. Uno de los testimonios más claros de las más viejas incursiones humanas al interior de Ziranda se encuentra en una piedra a las afueras de la gruta, donde diversas marcas gastadas por el tiempo, fueron primero interpretadas como rastros de raíces, pero luego con sorpresa se confirmó que se trata de un mapa de la gruta. Algunas de las galerías que ahí aparecen, se encuentran hoy destruidas. Los modernos espeleólogos han recorrido apenas unos kilómetros, pero de acuerdo con la escala del mapa, hay muchos más por descubrir.
Otro aspecto que hace única a Ziranda es la gran cantidad de especies de murciélagos. Aquí ocurre, en la misma región de las mariposas, otro fenómeno migratorio de la naturaleza, se trata de especies de murciélagos polinívoros.
Se dice que no se ha localizado en el mundo un sitio semejante en donde se den cita hasta 19 especies distintas de murciélagos. Varios de ellos son ejemplares migratorios, de gran rareza y especies en peligro de extinción, y aunque el visitante recibe amplia información sobre el tema, estos mamíferos se alojan en una galería cerrada al público, a fin de garantizar su protección.
San Felipe los Alzati.– En la comunidad de San Felipe los Alzati se encuentra uno de los cinco sitios arqueológicos de Michoacán abiertos al público. El asentamiento forma parte de la frontera oriente del señorío purépecha. La antigüedad corresponde al posclásico tardío (1200-1500 d.c.), fue habitado por los otomíes que se establecieron en esas tierras purépecha, en la primera mitad del siglo XIV.
Otro atractivo de esta zona es la cruz atrial del templo de San Felipe. Se trata de una de las tres que lograron conservar hasta nuestros días el espejo de obsidiana que le colocaron los conquistadores como estrategia -según se dice- para permutar la religión de los naturales por la católica, pues ellos representaban a su dios con la piedra de obsidiana.