A unas diez cuadras de catedral, la avenida Madero se divide y, en su centro, sobre un área ajardinada, se levanta el símbolo de la ciudad: la Fuente de las Tarascas (escultura de tres mujeres desnudas que sostienen una peribana)
Esta fuente se considera como un elemento muy representativo de la ciudad y refiere la riqueza y fertilidad de la tierra michoacana, que fuera dominio del gran Imperio Tarasco en tiempos prehispánicos.
Está elaborada en bronce y representa a tres mujeres purépechas con el torso descubierto, cargando una cesta de frutos. Se ha especulado que estas figuras representan a tres princesas indígenas: Atzimba, Eréndira y Tzetzangari.
En 1931, por mandato del presidente municipal de Morelia, se construyó la primera Fuente las Tarascas, cuya elaboración estuvo a cargo del artista plástico Antonio Silva Díaz y del escultor Benigno Lara. La escultura se elaboró con cemento y varillas, y se decoró con diversos colores. En 1984 se colocó la actual Fuente las Tarascas, cuya elaboración estuvo a cargo del escultor José Luis Padilla Retana.