Huandacareo (o Guandacareo) es un nombre que se deriva del purépecha, “Uandakua“. Tiene varios significados, entre ellos: “Lugar de juicios”, “Lugar de oradores” y “Tribunal”. Localmente se conoce al sitio como “La Nopalera”, ya que se sitúa dentro de la colonia que lleva este nombre.
Para la construcción de éste, fue necesario acondicionar el terreno mediante fuertes muros de contención y movilizar una importante cantidad de material de relleno. A partir de los trabajos arqueológicos, se ha establecido que el sitio presenta evidencias de dos periodos de ocupación que representan momentos distintos entre sí.
Durante el primer periodo, que corresponde al primer milenio de nuestra era, La Nopalera, representa un típico asentamiento poblacional del área del Lago de Cuitzeo, esto es, sitios pequeños que no se encontraban muy ligados a un imperio o que dependiera de un poder central directamente en la región.
El registro arqueológico de la Nopalera, refleja la adopción de ideas provenientes del Bajío como el Patio Hundido, o bien, rasgos cerámicos similares a los encontrados en Teotihuacán. Otros elementos destacados son la existencia de una cruz punteada, representando un calendario solar. Lo que puede evidenciar que la región era un crisol cultural, donde convivían diferentes tradiciones culturales, pero manteniendo una identidad propia.
Ya entrado el segundo milenio, al parecer, La Nopalera funge como un sitio administrativo del estado tarasco, ya dependiente de un poder centralizado. En esta etapa, los nuevos pobladores no sólo realizaron adecuaciones al sitio, sino que dejaron testimonio de un elaborado sistema de creencias visualizado en una importante cantidad de entierros con ofrendas suntuosas.
Además se da un cambio en la conformación del sitio, mediante la construcción de la Plaza Oeste, espacio que sin duda implicaba la reunión de un importante conglomerado de personas, tanto para sus ceremonias, actos sociales y consultas públicas para analizar y llegar a acuerdos sobre la solución de sus problemas.
Y recordemos que conocer nuestro pasado es honrar nuestro legado histórico de nuestros pueblos originarios. Es una experiencia inolvidable.