En el pueblo de Ihuatzio se encuentra una zona arqueológica de gran importancia, utilizada como observatorio astronómico y centro ceremonial hasta la llegada de los conquistadores. Fue una ciudad de enormes dimensiones pero debido a la falta de recursos económicos y visibilidad por parte del gobierno y el propio INAH, solo ha permitido a los arqueólogos rescatar el 10% de la zona; destacan sus “uatsïri” (murallas- calzada, edificación única de Ihuatzio), sus dos pirámides y las “yakatas“. Muchas personas, inclusive de la misma entidad y país, desconocen la zona arqueológica de Ihuatzio.
Aquí destacan dos grandes pirámides gemelas en el extremo poniente, que seguramente tuvieron en su cima adoratorios. A sus costa dos, al norte y al sur se levantan grandes muros, de unos diez metros de altura, delimitando un gran espacio central que le llaman plaza de armas y que tiene cierto aire marcial.
Aquí se encontró una rara escultura de Chac Mool, que parece revelar influencia tolteca de inicios del periodo postclásico.
Sus pirámides son dedicadas a “Curicaveri” y “Xaratanga” (dios del fuego y diosa encargada de que las plantas germinen y crezcan)