Zamora se caracteriza, entre otras cosas, por su rica producción agrícola principalmente de fresa y zarzamora. Ya Alejandro de Humboldt había señalado que la provincia zamorana “era un ejemplo de fertilidad bien admirable”. Su notoriedad en este rubro económico la ha posicionado como una de las ciudades más importantes del estado de Michoacán.
En el periodo prehispánico, el lugar donde hoy se asienta la ciudad estuvo habitado por indígenas tecos y chichimecas, más tarde fue conquistada por el señorío purépecha. Por esta época se conoció como Tzirondaro palabra que significa “Lugar de ciénagas”. Una vez establecidos los españoles, se le denominó Zamora debido a que la mayoría de los colonos provenían de la región española homónima. Su participación en la lucha independentista principió con la llegada de las tropas insurgentes que encabezaba Miguel Hidalgo y Costilla, en noviembre de 1810.
La ciudad encanta a los visitantes por el trazo de sus calles, la exuberancia de sus plazas y la belleza de sus monumentos. Su centro histórico expresa el ánimo modernizador que cundió durante el porfiriato, época en que se construyeron edificios civiles de estilo neoclásico. De lo anterior resulta la magnificencia que rodea el jardín principal, amplio espacio que alberga altos pinos que proyectan una agradable sombra sobre las bancas.
Que visitar en Zamora
CATEDRAL
Este centro de culto religioso se edificó en el curso de la primera mitad del siglo decimonónico bajo la influencia del estilo arquitectónico neoclásico. Consta de una sola nave y planta de cruz latina.
Su portada es de dos cuerpos que presentan elementos churriguerescos. Los trabajos estuvieron bajo la supervisión del célebre arquitecto celayense Eduardo Tresguerras. De hecho, debido al gentilicio de este personaje es que le viene la frecuente comparación con la Catedral de Celaya.
TEATRO OBRERO
Este monumento arquitectónico se edificó en un estilo ecléctico y fue inaugurado el 19 de enero de 1913. Se ubica frente a una de las principales calles del centro histórico de Zamora, muy cerca del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe y del Centro Regional de las Artes Michoacanas.
Su construcción fue promovida a principios del siglo XX por miembros del clero local (entre ellos el obispo José Othón Núñez) y con el auspicio de la sociedad zamorana. José Dolores Sánchez fue el encargado de diseñar la obra y al ingeniero José Hernández Segura le fue encomendada la supervisión de obra. Los trabajos se emprendieron en 1910 y concluyeron en 1913.
Bajo el argumento de generar un espacio que pusiera el arte y la cultura al alcance de la clase media, el propósito del Teatro Obrero fue establecer una estrategia mediante la cual los representantes de la iglesia católica buscaban recuperar presencia al interior de los sectores campesinos y obreros. Esto ante el riesgo que significaba el avance de las ideas socialistas.
CENTRO REGIONAL DE LAS ARTES MICHOACANAS
También conocido como Centro de las Artes de Zamora, se localiza dentro del primer cuadro de la ciudad. El edificio que lo alberga está conformado por una enorme estructura de acero. La portentosa obra estuvo a cargo del arquitecto mexicano Francisco Serrano Cacho.
Por sus dimensiones, ubicación y diseño el inmueble no ha estado exento de la polémica ciudadana pues contrasta con los emblemáticos edificios del centro histórico, específicamente con el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe y con el Teatro Obrero que se encuentran próximos. Actualmente en el recinto cultural se imparten diversos talleres artísticos, cuenta con salas de exposición temporales y una librería que abunda en temas culturales.
SANTUARIO DIOCESANO DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
Esta majestuosa e impresionante iglesia también conocida como la “Catedral inconclusa” fue proyectada precisamente para fungir como recinto catedralicio del Obispado de Zamora erigido en 1862, sin embargo, nunca fungió como tal.
Esta maravilla de arte neogótico, con 108 metros se cuenta entre las 15 iglesias más altas del mundo. Se compone de 5 naves que son ocupadas por el altar mayor y diversas capillas, todo el piso es de mármol y presenta hermosos vitrales contemporáneos.
Su construcción comenzó en 1898 bajo el diseño del arquitecto zamorano Jesús Hernández Segura y el patrocinio del obispo José María Cásares y Martínez. Durante el álgido periodo de la Revolución Mexicana la obra fue suspendida y tomada por gobierno federal en 1916. No fue sino hasta 1988 que fue devuelta al clero católico bajo la condición de concluirla.
En uno de sus muros junto al altar mayor se conservan las huellas de proyectiles disparados en los fusilamientos de rebeldes católicos durante la Guerra Cristera de la década de 1920.
CENTRO HISTÓRICO
El admirable espacio urbano que ocupa el centro histórico de Zamora alberga un patrimonio arquitectónico de carácter religioso y civil que tomó su fisionomía actual en un lapso de tiempo que fue desde el último cuarto del siglo XIX hasta la segunda década del XX.
En esa época la ciudad experimento un florecimiento económico que se fue reflejando en monumentos de gran apreciación artística como lo es el centenario Teatro Obrero de estilo neoclásico. Otro ejemplo es el eclecticismo que presenta el Palacio Federal de Zamora. Incluso, la innovación tocó e emprendió recintos religiosos que hoy por hoy se distinguen frente a toda la república. El Santuario de Guadalupe es considerado el templo de estilo neogótico con las torres más altas de México.
Actualmente el centro de la ciudad se encuentra inmerso en un proceso de mejoramiento urbano con fines turísticos y culturales que se denominó “Zamora ciudad luz”. Se pretende la iluminación escénica en los inmuebles históricos más representativos
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