Al acercarse a este tranquilo pueblo de Michoacán de inmediato resalta la tierra roja y una riqueza vegetal dispersa por todos sus alrededores. Ocumicho se caracteriza por ser desde tiempo inmemorial, una comunidad de artesanos que aplican su destreza en el modelado de figuras y utensilios de barro.
Es famoso por su alfarería. Decenas de familias locales manipulan el barro para hacer máscaras, sirenas, figuras humanas (tipo nacimiento), calaveras, carros y, sobre todo, diablitos de toda clase.
En el centro del pueblo se erige una sencilla iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo, en ella se encuentra un sencillo retablo barroco. La sobriedad de este recinto no es suficiente para ocultar la religiosidad de los lugareños, particularmente los días que se festeja al santo patrono o a la Candelaria. En la la fiesta de esta última se acostumbran las danzas tradicionales de la región y asistir a la bendición de semillas que habrán de emplearse en la siembra, ello con el fin de obtener una buena cosecha.
Ocumicho es un lugar ideal para probar los incomparables sabores de la gastronomía purépecha. Famosas son las carnitas que incluso se les ha fijado el mote “de Ocumicho” para hacerle honor a su rico sabor. En este cuadro culinario también encontramos las corundas, churipo, tamales, chapatas, empanadas de chilacayote, entre otras muchas exquisiteces.