Durante varios meses, en la ciudad de Morelia, hace poco tiempo, hubo una extraordinaria exposición, de algo pocas veces visto, imágenes de palacios, habitaciones, pirámides, plazas de una serie de ciudades ocultas por el tiempo, construidas armoniosamente en los malpaíses provocados por ríos de lavas volcánicas, muy cerca de la actual Zacapu moderna, esa urbes, edificadas hace ochocientos años se conocen hoy como El Palacio-La Crucita, Las Milpillas, El Malpaís Prieto y El Infiernillo-Las Iglesias.
Antes de que llegaran los hombres que construyen el gran imperio tarasco, Zacapu ya tenía en esa partes una extraordinaria organización social, política, económica, manifiesta en sus casas, yácatas, pirámides, plazas, sistemas de drenaje; cerámica, adoración a sus dioses y difuntos, con justicia se puede hoy asegurar que ahí se encuentra el origen, la fuente de los actuales habitantes de Michoacán. Con una moderna tecnología desde el espacio, se captan imágenes que muestran calles, habitaciones, palacios que dejan a uno asombrado. Difícil nos resulta alejarnos de los vestigios materiales localizados. Vasijas grandes donde colocaban las cenizas de sus difuntos; una y otra vez las observábamos tratando de aprisionarlos para siempre en nuestra memoria.
Hagamos de cuenta, que hoy construyéramos una ciudad en los alrededores del volcán Paricutin, eso fue precisamente lo que hicieron las gentes de Zacapu, en una forma armoniosa y perfecta. El ejemplo después se sigue en Uricho y Angamuco (recientemente descubierta cercas de Quiroga), en Itziparátzico en la zona de Santa Clara del Cobre. El secreto no era tal, pues desde hacía siglos las gentes de ese actual municipio zacapense sabían del misterio que guardaba el subsuelo, por eso hace cien años llegan a conocer, investigar Carl Lumholtz y Alfonso Caso. Muchos de los vestigios prehispánicos, representaciones de dioses, loza, flechas, metates en forma abundante se conocen.
El medio además era inmensamente rico en recursos naturales bosques, lagos, un verdadero paraíso. Y claro, no se ha podido aclarar plenamente de dónde llegan esos primeros habitantes, no se sabe de dónde procedieron después de quienes se establecen ahí, los chichimecas uacúsechas que conquistan Naranxhan, Jarácuaro, Janitzio, Tzintzuntzan, Apatzingán, sitios cercanos a los actuales estados de Colima, Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Querétaro; un enigma saber dónde está la fuente del idioma tarasco.
Todo necesita conocerse, aclararse, como saber quién era el dios que se adoraba en Tarejero, de quien hasta hoy se sigue hablando. O del ser divino que también se honraba en Pichátaro (Tiripime Xhungapeti), recordemos que esos fueron los primeros seres divinos, como sus principales Curicaueri, Cuerauaperi que dieron las indicaciones precisas de los lugares en donde se les debía honrar y realizar sacrificios. De la exposición mencionada arriba, urge que sea conocida en todo Michoacán con el deseo de encontrar una razón más de sentir un inmenso orgullo, la necesaria inspiración, motivación para el progreso de esta bendita tierra que nos vio nacer. Consultamos a Marion Forest para hacer éste trabajo.
Fidel Rodríguez Ramos